Vermouths and cocktails are out of this world! We also had some food and I recommend«bloc de foie» et torrijas if you love very sweet desserts.
Ferran S.
Évaluation du lieu : 3 Barcelona, Spain
We were dinnig on friday, and in my opinion, the restaurant doesn’t have the total resources to be a good restaurant, not too many servers and no too many plates to chose, and even the price is not so fair. I would recommend to go there to have a drink, but no to have dinner. Hereafter I would like to recommed the terrace, it’s quite and relaxing.
Estela C.
Évaluation du lieu : 5 Barcelona
Si hablamos de coctelerías muy old fashion, en plan retrospecter y una celebración del mundo viejuno, hablamos sin duda del Belvedere. Queca como su nombre es una maravilla de la decoración antigua: en tonos burdeos y madera barnizada no cuesta mucho trasladarse a unas décadas atrás cuando pones un pie dentro. No he tenido la ocasión de disfrutarlo como restaurante, pero sí soy muy, pero que muy fan de su terraza y sus Gin tonics(preparados por bartenders atentos a tus peticiones y con manos profesionales). Está como escondida detrás de una buena mata de vegetación verde, con una elegante entrada de hierro forjado blanco. Hay unas unas cinco mesas en un espacio muy reducido, pero el rollo que tiene es increíble. Y la parroquia que lo visita, también. Nos ha pasado casi de todo allí(normal, ¡con la de horas que nos hemos tirado alguna vez!), es como un agujero negro: pones el culo en las sillas metálicas, te plantas el gin delante y ya es imposible marcharte, porque además, al estar en un pasaje del Eixample y no en una calle, es como más silencioso y agradable. Lo dicho: un agujero en el tiempo en plena Barcelona.
Glòria T.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
El Passatge Mercader se encuentra en el centro de l’Eixample, un barrio caracterizado por sus galerías de arte y sus coctelerías. La entrada de este local, siempre me sedujo. Tiene un no se qué de misterioso, coqueto y romántico. Tradicionalmente era una coctelería selecta pero desde hace ya unos años ofrece una gastronomía selecta. Es un local pequeño que te embriaga con tan solo cruzar el umbral. Sillones confortables, madera en sus paredes y moqueta gruesa y mullida. Tiene sólo seis mesas donde poder cenar. Mejor reservar porque los clientes no tienen prisa por marchar. Se sirven platos tradicionales con toques creativos. El tronco de merluza a la donostiarra o el steak tartare son mis recomendaciones. Deliciosos. Aunque el rabo de buey es la especialidad de la casa. La carta de vinos es reducida pero puedes tener sorpresas agradables aunque un poco caras En el Belvedere no puedes ir con prisas. Tardan más de lo correcto en servirte y aunque la espera se hace llevadera con un vermú hecho por ellos, es un poco excesivo. Los precios no son económicos pero tampoco ridículos. Un capricho al alcance. Cuando el tiempo lo permite, tiene una pequeña terracita para el deleite de los románticos con toques decadentes.