En varias ocasiones he tenido la oportunidad de cenar en este fantástico restaurante o casa de comidas(tal y como se definen ellos), y lo cierto es que siempre hemos salido entusiasmados y contentos. He podido ir en pareja y también en grupo(de 5, 4, 6 y hasta una vez eramos 15), aunque el lugar es pequeño, y la satisfacción ha sido siempre plena. El restaurante es intimista, con decoración cálida, pequeño, acogedor y de pocos platos pero deliciosos. La fideuá que hacen es espectacular, tienen buenos vinos y su especialidad en pescados es espléndida. Siempre tienen platos del día o de la semana y aunque sus especialidades son de comida catalana, en la carta y en lo que ofrecen hay muchos guiños a la cocina francesa, italiana o del norte de España. En cualquier caso, todo delicioso. Ubicado en el extremo de una callecita del casco antiguo de Sarriá, cuesta un poco de encontrar, pero lo bueno se hace de rogar. Imprescindible reserva a la noche.