pequeña bodega a pocos metros de la Rambla del Raval… descubierta gracias a enocasionesveobares. vermut de la casa y conservas clasicas. hay cuatro mesas y la barra. conocida como casa Armando. vale la pena pasar en la ruta vermutera de la zona, alejada del ambiente hipster /alternativo del raval. me ha gustado pasar y conocerla y comprobar que vale la pena tenerla en cuenta.
Filippo P.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Buena vermuteria con un mix de clientes de tod la vida y de extranjeros. Alfredo lo hace todo solo y de maravilla. Es un lugar donde vienes más por el ambiente que para la variedad de tapas(sólo frías). Un poco caro
Yaiza A.
Évaluation du lieu : 5 Barcelona
Me descubrieron este lugar hace poco y desde entonces cada vez que estoy por el Raval no pierdo oportunidad para pasarme a tomar un vermouth de la casa. Frank es un tío muy alegre y divertido, siempre SIEMPRE con una sonrisa en la cara. El vermouth está muy rico y barato(yo es que soy mucho de vermouth), así como las cervezas. Y las raciones de embutido son espectaculares, tanto en cantidad como en calidad. El local es pequeñito, con mucha personalidad y cosas curiosos, como por ejemplo, las mesas de mármol son en realidad máquinas de coser antiguas(de las que iban a pedal) y aún funcionan!!! Aunque, obviamente, ya no tienen ni hilo ni aguja, hahah. Aquí he conocido a gente sumamente interesante, desde poetas, pintores, fotógrafos… es un lugar en el que se reúné mucho artista del«old school», de esos que no saben quién es Apple ni InDesign. Y como cosa curiosa, si te pasas una de esas tardes en las que no hay mucha gente y están los típicos parroquianos, Frank propone hacer una partida a los chinos para ver quien paga la ronda(y él también juega!). A mí me salieron dos rondas gratis ;) Así que ya sabéis; en este pequeño local del Raval está Frank y su interminable sonrisa esperándoos.
Eugenia T.
Évaluation du lieu : 5 Barcelona
La bodega de Frank Peterssein, Prince Buster para mi familia, es uno de estos maravillosos lugares en peligro de extinción por culpa del mal gusto y desconsideración de la modernización. En el bar de este hombre, todo el que quepa es bienvenido y mejor tratado. Es un lugar donde podrás encontrar a unos abuelos arreglando el mundo, una pareja de enamorados, un grupo de amigotes, unos guiris perdidos… «casa suya es casa tuya, si es que hay casas de alguien». La estrella, después de Frank, es su vermut casero, que acompañado de una de sus abundantes tapas de fuet o queso manchego, te pondrán la panza bien contenta. Al salir, te quitarás el sombrero.