Este es un bareto de barrio de los jevis. Personajes a diester and siniester y juventudes muy jóvenes calimocheras. Mi ex conoció allí a una veinteañera que le alegró la vida un par de meses. Se bebe y se beb y poco más. Si te aburres, puedes buscar a Wally o al preso de turno en las fotos colgadas por todo el bar.
Adrián C.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Si en vez de la chavalada del barrio y alrededores que hay los fines de semana, en La Gaviota hubiera seis abuelos, tres borrachos y un heroinómano, el bar cuadraría en un Barrio Chino novelesco mejor que en la Gracia festivalera. Con ese dueño de aspecto portuario con el que quiere uno llevarse bien por si acaso, y que tan amigo parece de los asiduos, y esa zona de mesas al fondo dejada de la mano de dios, a La Gaviota no se entra de noche por casualidad. Un lugar festivo, sin duda; cálido, sin duda; en verano, sofocante. Un bar que más que acoger al recién llegado, le hace el abrazo del oso. En él las noches se alargan hasta horas inimaginables y los partidos de fútbol se celebran hasta límites insospechados. Si yo fuera merengue o perico, por cierto, no pisaría con demasiada bravuconería La Gaviota las noches que hay partido del Barça. Por lo que pueda pasar.
Mario T.
Évaluation du lieu : 4 Barcelona
Por las tardes, los viejetes jugando a las cartas mientras se toman un carajillo forman ya parte del decorado de este bar. Parece que lo hacen para compensar, porque por la noche se llena a más no poder de gente joven. Es el lugar idóneo para empezar una noche de fiesta por el Barrio de Gràcia o para ir a tomar unas birras con los amigos. Los días que hay partido del Barça, el local se llena de hooligans de la ciudad condal y se convierte en uno de los sitios donde más puedes disfrutar de los goles de tu equipo favorito(si es el Barça, claro). Generosidad no es la palabra para describir sus cubatas, se queda corta. O el camarero te anuncia«tu dirás hasta dónde» o directamente te deja la botella al lado del vaso. Tómate un par — no más o acabarás en un estado etílico deplorable — mientras escuchas a Stevie Wonder y sucedáneos a todo volumen.