Plaça de Sarrià

Durante el tiempo que estuve viviendo en el barrio de Sarrià, descubrí un barrio que desconocía. Por sus calles, sus vecinos, sus pequeños comercios… Pero sobre todo por sus plazas. Esta era mi preferida. Los domingos por la mañana que hacía sol, era habitual en mí venirme aquí a hacer mi café con leche y a leer mi diario, y a disfrutar del ambiente relajado y familiar que se vive en fin de semana. Además porque cada semana organizaban pequeños mercados improvisados de antigüedades, o de comida tradicional o de cualquier otra excusa para tener entretenidos a los vecinos.
Otras veces, me evadía sentada en los escalones de la iglesia San Vicenç de Sarrià, una de las iglesias con más encanto de la ciudad, mirando con el movimiento del barrio, el ir y venir de los niños del cole, de los autobuses y de las coches parados en doble fila para poder comprar algo en el Foix de Sarrià. Fui leyendo un poco más sobre el barrio y resulta la plaza fue el cementerio del pueblo hasta finales del siglo XIX. Y que era el barrio independiente donde veraneaba la alta aristocracia barcelonesa. De ahí que no dejes de ver edificios preciosos que parecen palacetes.
Si venís hasta aquí, la otra plaza con encanto del lugar es la plaça Consell de la Vila, frente a la Casa de la Vila de Sarrià, que es donde está la sede del Ayuntamiento. Durante el fin de semana se llena de peques jugando mientras los padres disfrutan del café o del vermutillo en el café que hay enfrente. Quizás, ahora que también viene el buen tiempo, me encontráis a mi ;)