La Castanya

C’est en déambulant dans la ville que nous avons été attiré par l’endroit. Pour une fois je suis partie sans mon appli et j’ai fait confiance à mon instinct et j’ai bien fait.
Quand je vois les photos des autres Unilocaleurs, la déco a bien changée. C’est plus léger, plus moderne.
C’est en fait le menu dehors qui m’a donné envie, un design comme une photo pinterest, une deco chouette.
Hop, on y va.
A la carte: tapas et burgers. Grand choix de boissons. Ils font aussi le petit-​dejeuner et des brunchs.
Les tapas sont exposés sur le comptoir, ils ont l’air frais et donnent envie.
Nous prenons: patatas bravas, champignons et boulettes. Tres bons. Peut-​etre un chouilla cher: 4,8 € les 6 champis.
Les burgers sont delicieux et copieux et pour un prix plus que democratiques.
3,5 € le simple double fromage. 5,3 € le veggi (un peu cher par rapport a la viande)
En dessert 2 choix: cheesecake et brownies. Le cheesecake etait bon mais un peu lourd.
Tout est fait maison, la cuisine est ouverte sur la rue et on peut voir ce qu’il s’y trame.
Tres belle adresse, quartier pas top, je né trainerais pas la la nuit!
Mais foncez :)

Great experience every time! The food has been good, consistent, and never disappointed me. I’ve only been here for lunch and breakfast.

Lovely tapas & burgers bar in El Barri Gotic. It is managed by a young couple, who put their passion in. Local Barcelona people come and go as they are on their tapas bar tours and all seem to have a good time. We enjoyed our tapas and the atmosphere. All good and certainly worth a stop on your tour. We especially enjoyed the eggplants and patatas bravas.

Muy buen sitio para comer una burguer a buen precio por el Gótico. Hamburguesas de buena calidad, sitio acogedor, buena carta y birra artesanal a 3 € (este detalle me conquistó). El servicio fue sencillamente encantador. Muy buen precio final y el detalle de las ceras Manley me parece súper divertido. Es como ir al cole otra vez: P ¡Probadlo!

Conocí La Castanya de casualidad, paseando con hambre por el Gòtic y ya me he convertido en una asidua.
Puedes comer tapas, bocadillos o hamburguesas. Yo sin dudarlo recomiendo las hamburguesas. Están riquísimas. Para los más carnívoros tienes la XXX que se trata de una barbaridad de burger compuesta de 2 hamburguesas de 200g cada una.
También tienen opciones veganas y otras de pollo, cordero ternera… una variedad a cuál más rica.
El local es bastante amplio. Se compone de un largo pasillo donde está la barra con taburetes y al fondo la parte más grande de «salón» con grandes mesas de madera.
La última vez que fui había cambiado bastante el local a nivel de iluminación, mucho más tenue y las mesas y sillas también habían cambiado. Ahora el ambiente es un pelín más íntimo que antes.
El personal, las primeras veces me gustó mucho. La última no tanto, pero también es cierto que estaba el local llenísimo de gente e iban a tope.
En el local no hay mucha cobertura, pero tienen WiFi al que te puedes conectar.

This place gave me the heebie jeebies.
Admittedly this is a bit biased because I came here already having had a lousy day and a huge appetite — I wanted to smother my troubles with a good ol fashioned burger, but talk about an unpleasant lunch! Even though there were only two other parties being served, it took about 15 minutes to put in an order and another 20 to get our food… burgers shouldn’t take that long.
Aside from the poor service, the aesthetic is off-​putting. It’s definitely trying to be a «sorta chic sorta quirky» craft burger joint, but the noxious track lighting and sparse graphic design intern wall hangings create an overwhelming beigeness that is not particularly cozy. Also, the crayons: at first they were an amusing lark, but after a half hour of stomach-​grumbling hunger they became a necessary distraction — the low seating and my impatient scrawling transported me back to second grade, in the least fun way possible.
The burger was decent, but very expensive — sure, you could choose from organic veal and pork and all that, but honestly it could’ve been anything in there. The carta consisted of a selection of artisan burgers that all cost between 8 and 12 euro, and drinks and sides had to be ordered separately. Of course there was also a «make your own» menu, but even the bun had a price tag on it – gimme a break!
A harsh review, but honestly La Castanya stands out as one of the worst dining experiences I’ve had in Barcelona… I’m sorta scared to try and get another burger here now.

Recomendado por Edu, nos acercamos este sábado a probar y la sensación fue realmente buena.
Lo de poder montarte tu hamburguesa y sin excederse en el precio es algo de agradecer. También la variedad de salsas y combinaciones que puedes llegar a hacer. El Alioli de alcachofa es supremisimo y las pieles de patata muy, muy logradas (precio un poco excesivo las pieles, no dejan de ser la sobras de la patata).
Realmente repetiré porque lo de hacer la combinación que te de la gana, siempre me ha gustado. Y lo «malo» es que la cerveza sea Moritz, una buena carta de cervezas artesanas para acompañar tu hamburguesa DIY, podría ser la monda.

We enjoyed two huge burgers and fries at this nice place.
The service was friendly, the range of burgers is just amazing. And you can combine so many differents options so the choice is even harder to make :)
One minor thing: We saw a cockroach inside but I think it’s really hard to get rid of these critters when a restaurant is at ground-​level.
I would still return because the food was really really tasty!

Comí la hamburguesa de cordero con alioli de alchachofas, jamón y queso azul. Estaba buena pero me esperaba algo más. Así que el otro día volví y probé otra, la de cordero con queso chedar, ensalada mezclum y tomate. Excelente. Es difícil de competir con El Kiosko cuando de hamburguesas se trata y una vez probadas las de ahí siempre las comparas con otras pero este sitio será competencia seria a El Kiosko. Los precios de las hamburguesas rondan los 7 – 8 euros, el servicio de mesa es muy amable y dispuesto a explicar todo, el local es muy limpio y no hay cola.

Fuimos recomendados por Rodri, el responsable del bar Mingus en el Raval. Queríamos «algo bueno y bien de precio»; vamos, lo típico. Nos dirigimos a esta hamburguesería y solo llegar me chocó la palabra «gourmet» en la entrada del local, ya que mi cerebro la relaciona con sitios «cools» o de «caché». Este sitio no da esa impresión, más bien al contrario, con mucha madera de conglomerado y una decoración muy sencilla. Solo entrar encuentras una inmensa barra y al final tienes mesas donde sentarte. El chico que nos atendió fue muy agradable, aconsejándonos en todo momento y explicándonos al detalle el proceso de elaboración de cada tipo de carne y salsa. Al final me decidí por la del menú infantil ya que era la más pequeña y no tenía mucha hambre, ¡y qué buena estaba! de verdad, me encantó. Y las patatas también estaban muy ricas. La relación calidad-​precio muy buena así que se lo recomiendo a todo el mundo, excepto si lo que buscas es una cena romántica o un «sitio bonito» para ir a comer o cenar.

Abierto hace pocos meses por los propietarios del Oviso (a tan sólo unos metros), se define como un «gourmet burger», combinación de palabros que hace unos años nos resultaba totalmente friqui pero que, actualmente, y dado el ingente volumen de locales similares que se van abriendo por todas partes, ha calado en nuestras meninges. Entonces, ¿cuál es el hecho diferencial de La Castanya? Unas cuantas cosas:
–Ubicación privilegiada: se encuentra en una de las zonas más canallas de la ciudad. El mejunge de guiris famélicos, manguis hambrientos de carteras, noctámbulos, locales de lo más ecléctico (bares heavys, pubs irlandeses, El Marula, el Fantástico, Macarena, Los Álamos), es un caldo de cultivo para el consumo de fast (o slow) food. Por eso han proliferado por la zona tantos take-​away (pizzerías, kebabs, bocaterías…).
–La calidad de los productos: toda la carne procede de granjas ecológicas, no se utilizan congelados, todas las salsas son caseras (incluso el delicioso ketchup), las frituras se ejecutan con buen aceite y hay variedad de combinaciones para vegetarianos.
–El personal: son especialmente simpáticos y atentos. Tienen muchas ganas de gustar y se les ve cómodos en su trabajo (también hay que tener en cuenta que acaban de abrir y no hay mucha clientela).
–Las raciones: las hamburguesas son más que generosas y tienen mil variantes (pan, salsas, acompañamientos…), pero la ración de piel de patatas… ¡es una auténtica burrada! Me parece razonable pagar lo que se paga por un buen producto (los precios de las hamburguesas empiezan por 5,50 €).
Es decir, que tiene muchos ingredientes para ser un sitio de referencia donde comer sano en un salto, al igual que el Gopal u otros establecimientos próximos. Por poner alguna pega y, aunque el diseño superminimalista me encanta, la entrada se ve muy desangelada. La barra es inmensa y cuesta llenarla. Con su intensa iluminación, en una calle tan oscura, no invita a entrar, por lo tanto, si no ves a clientes sentados en los taburetes (las pocas mesas del fondo suelen estar ocupadas), no invita a entrar.